13 de enero de 2013

Los Padres de la Iglesia. Quinta Parte (Final)

Terminamos hoy una serie de escritos que nos enviara Juan Manuel Fernández Triana desde Santa Clara, Cuba. En ellos Juan abordó, de forma sencilla y breve, una primera aproximación a algunos de los Padres de la Iglesia. Recordamos que nuestro blog está abierto a cualquiera que desee enviar una contribución, opinión o crítica.

Epístola del Pseudo Bernabé.

Se le ha llamado carta de Bernabé a un escrito del siglo II, que es como tal un tratado de Teología, con un lenguaje y estilo un poco complicados, que se le atribuyó a Bernabé, apóstol, pero que se sabe que no fue escrita por él, sino al parecer por un cristiano de mediados del segundo siglo, que utilizó su nombre para que tuviera buena aceptación el escrito. Y al parecer lo logró, porque durante casi tres siglos, la epístola fue considerada como inspirada e incorporada a los libros de las Sagradas Escrituras. 

Bernabé, natural de Chipre, se llamaba José, se hizo cristiano poco después de Pentecostés; tomó el Evangelio como regla de vida, por lo que vendió un campo que poseía y entregó el dinero a los apóstoles (Hch 4, 36). Bernabé quiere decir "el que sabe consolar y exhortar".
 
La carta fue escrita por la necesidad que sintió el autor de comunicar su parecer sobre las escrituras del Antiguo Testamento y su aplicación para la vida de los cristianos. Además, en esta carta aparece por vez primera el deseo de los cristianos de no sólo vivir de la fe, sino también alcanzar la verdad, el superior conocimiento de las verdades de la fe, con lo que les permitiría estar siempre dispuestos para argumentar en qué se creía y cómo Dios se manifestaba a los hombres. 

El texto se puede dividir en dos partes: una teórica y la otra práctica. La primera, el por qué es importante alcanzar la verdad para el mejoramiento de la fe, la segunda, se convierte en una enseñanza moral sobre la vida y la muerte en el hombre. 

Después de un primer momento donde la carta gozó de reconocimiento, estuvo perdida durante el siglo IX y hasta la mitad del siglo XIX, donde reapareció el texto en un convento en el monte Sinaí. 

En esta epístola, se abordan asuntos referentes a la Cristología: Jesús estaba con Dios cuando se creó el mundo, y cuando en Gén 1, 26, aparece la expresión “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” estas palabras se las dijo al Hijo. También trata sobre el bautismo: transforma a las criaturas de Dios en templos del Espíritu Santo. También aparece por vez primera la insistencia de que la celebración de los cristianos sea el domingo y no el sábado, por ser aquel día el de la resurrección del Señor.

Papías de Hierápolis

Hay pocos datos sobre este autor, obispo de Hierápolis en el Asia Menor. San Ireneo de Lyon dice que había oído predicar a San Juan y que era amigo de San Policarpo. Escribió un tratado el año 130, en cinco libros, titulado “Explicación de las sentencias del Señor”, de este tratado se conserva muy poco, insertado los fragmentos en obras de otros autores de la Patrología. La mayor importancia de los fragmentos de su obra, es que aparecen testimonios antiguos sobre la composición de los evangelios de San Mateo y de San Marcos, así como el primer comentario a uno de los textos del Nuevo Testamento.
 
La importancia de Papías es que su interés radica en que no se enseñe con grandes palabras, ni discursos extensos y muchas veces vacíos; sino que ha de enseñarse en la verdad y sencillez de la fe dejada por Jesucristo a sus apóstoles y a la Iglesia, aprendiendo a obedecer los mandamientos y sustentar en ellos la vida de la fe.

El Señor soportó entregar su carne a la destrucción, a fin de que fuéramos nosotros purificados por la remisión de nuestros pecados, lo que se nos concede por la aspersión de su sangre (…) De no haber venido en carne, tampoco hubieran los hombres podido salvarse mirándole a Él (…) El reino de Jesús está sobre el madero y que los que esperan en Él vivirán para siempre.

1 comentario:

Abby dijo...

¡Qué reconfortante es ver que hay gente joven que estudia estos temas!
Y es que son temas maravillosos. Dios es grande!