14 de octubre de 2012

Cáncer, dolor y esperanzas

Hace dos semanas recibimos un inesperado email de Manela Diez, una gran amiga nuestra que vive en los Estados Unidos. Nos venía a visitar de momento, pero no por motivo de paseo o vacaciones, sino por una causa mucho más importante, aunque bien triste. Un buen amigo de ella (al que llamaremos solamente Sam, para respetar su privacidad), estaba muriendo de cáncer en Ottawa, y Manela necesitaba verlo. Por más de 40 años ellos y sus familias habían sido muy cercanos, compartiendo además la misma fe y el mismo compromiso eclesial.

La urgencia de la situación se hizo evidente cuando acompañamos a Manela al hospital, donde Sam esperaba ser enviado a su casa, para morir. Desahuciado por la medicina (un tumor del hígado había hecho metástasis y estaba más allá de solución humana) este gran hombre de fe se había encontrado, de momento, enfrentando una muerte inminente. Y así nos lo encontramos en aquella mañana de sábado, pálido, delgado y débil, una triste escena que contrastaba con la belleza del otoño en la ciudad.

Sin embargo, Sam no se preocupaba mucho de su muerte en particular, sino de la situación en que quedaría su numerosa familia. Por encima del dolor del cáncer, y de la incertidumbre de su propia vida, este esposo y padre ejemplar estaba mucho más preocupado por sus seres queridos. Uno no podía menos que sentirse muy triste... pero a la vez admirarlo al ver su entereza y disposición ante la perspectiva de sus últimos pasos por este mundo. 

Nos dijo que su último deseo de viaje era ir al oratorio de San José, en la cercana ciudad de Montreal. [En el futuro esperamos escribir sobre este extraordinario lugar, el templo más grande de toda Norteamérica, y sitio donde vivió un santo muy especial: el hermano André Bessete, canonizado hace dos años por el Papa Benedicto XVI. Por ahora continuamos con nuestro escrito]. Lamentablemente ese viaje no pudo culminarlo, porque a mitad de camino hacia Montreal Sam empezó a sentirse mal y tuvo que regresar.

La visita de Manela transcurrió exclusivamente en función de estar con su amigo. Y fue para todos un recordatorio de nuestra temporalidad y de nuestra fragilidad humana. Pero también fue un momento de ver cómo una persona de fe es capaz de asumir su cruz (una cruz bien grande en este caso) y de todos modos avanzar hacia Dios. Al momento de escribir esto, Sam aún vive, aunque los médicos han estimado que le quedan sólo unas pocas semanas. Sólo Dios sabe cuándo será su momento -lo único que sabemos es que debe ser pronto...

Por una de esas grandes casualidades, ese mismo fin de semana nuestra hija Ana participó en una carrera/caminata para recaudar fondos y promover la lucha contra el cáncer de seno en las mujeres. Ana es muy activa en su escuela, y llevaba semanas haciendo "fund raising" (recaudación de fondos) y escribiendo a amigos y conocidos acerca de la necesidad de apoyar a las personas que padecen cáncer. El mismo domingo que Manela, Sam y su esposa trataron de ir al oratorio en Montreal, nosotros nos fuimos con Ana a apoyarla en su caminata de 5 kilómetros "contra el cáncer".
Salida de la carrera para recaudar fondos contra el cáncer de seno, Ottawa, Octubre 3, 2012.



Era una mañana fría, gris y lluviosa, pero en la carrera participaron más de 8,500 personas. Y varios cientos más, si no miles, también estuvimos presente, apoyando a los corredores/caminadores en su esfuerzo. Cuando se dio la voz de arrancada, fue emocionante ver a los estudiantes de diferentes escuelas, familias enteras, personas discapacitadas, bebés en coches, perros con sus dueños... en fin muchas y muchos que completaron el recorrido mientras varios artistas apoyaron con hermosas canciones en Inglés y Francés acerca de la belleza de la vida y lo importante de luchar siempre y dar lo mejor de sí. 

Algunas de las personas llevaban carteles honrando familiares o amigas que habían muerto de cáncer. Por ejemplo: "Mami, te recordamos siempre (nombre y fecha de muerte de la mujer)". Otros llevaban pancartas con frases alentadoras o cómicas. El ambiente era en parte festivo, y en parte reflexivo, por lo que el cáncer implica y significa en la vida de tantas personas.

"Turning point" (Momento de cambio), uno de los mensajes de esperanza compartidos

Nuestra hija Ana había decidio honrar a otra buena amiga nuestra en Cuba: Cary Yaque, de la ciudad de Manzanillo, sobreviviente a este tipo de cáncer por varios años; una gran mujer, esposa y católica ejemplar, que gracias a Dios sigue dando testimonio con su vida. Ana escribio su nombre en la camiseta que le dieron para la carrera y lo usó con orgullo esa mañana.

La camiseta que usó Ana, en honor a nuestra amiga en Cuba, Cary
Otras corredoras eran ellas mismas sobrevivientes del cáncer, y estaban allí para inspirar a los demás. Recuerdo a una mujer que corría hacia la meta mientras lloraba desconsoladamente -¿quién sabe si recordando a una amiga muerta de cáncer, o los sufrimientos que ella misma habría pasado...? Fueran cuales fueran sus razones, cualquiera que la viera quedaba sobrecogido de emociones y de respeto.

En la meta, a la llegada, esperaba una multitud que apoyaba con gestos, aplausos y voces a los corredores. Una muchacha tenía un cartel que decía: "BRAVO", otros daban ánimo a los que llegaban. Todos bajo una fina llovizna y frío persistente, que sin embargo no aplacó el entusiasmo de los presentes.

Llegada a la Meta, con el cartel de "Bravo" a la izquierda, Ottawa, Otubre 3, 2012.
 
Allí mismo volví a pensar en un tema que me fascina: la comunión de los santos. Probablemente muchas personas que participaron en la carrera ni siquiera vayan a la Iglesia, pero aún sin saberlo forman parte de ese gran conglomerado humano que se hermana en Jesucristo. Y, por supuesto, no pude dejar de pensar en Manela y su amigo Sam, a quienes imaginé que estarían en ese momento en Montreal -entonces no sabíamos de su forzado regreso a Ottawa... También recordamos tantas otras personas queridas que pasaron, o están pasando, semejantes sufrimientos... cualquiera de nuestros lectores puede igualmente elaborar su propia lista con otros nombres y situaciones parecidas. 


Al final del día, Manela partió de regreso a su casa (llena de tristeza pero agradecida de poder haber estado presente), Sam se despidió de ella para siempre (al menos en esta Tierra, ¡estamos seguro que se volverán a encontrar en el Paraíso!), la ciudad de Ottawa recaudó 1.5 millones de dólares en la lucha contra el cáncer de seno, todos los que participaron en la carrera se llenaron de "un pedacito de cielo" en ese momento, Ana terminó agotada pero muy contenta con las actividades de la jornada, Cary en Cuba se alegró y emocionó al saber que había sido especialmente recordada aquí... Y nosotros, no dejamos de pensar en las intrincadas y complejas relaciones entre todos los seres humanos, y en el Dios que nos une y acompaña siempre, a pesar de todos los problemas que nos agobian.


La escuela de Ana, Inmaculada Concepción, ganó un premio por su apoyo a la carrera


Pocos días después encontramos el siguiente escrito en el blog de nuestra amiga Marian, y su mensaje llegó en un momento que nos pareció preciso para entender los acontecimientos vividos.


Por regalo de Dios, y sin haberlo planificado, en ese fin de semana nos involucramos a la vez con varias historias de diferentes personas, estatus y países. El hilo común fue el cáncer y el dolor que representa, pero también fueron la fe y la disposición a recorrer con esperanza el camino que a cada cual le ha tocado -en esa gran carrera de la vida que nos lleva a la verdadera Vida. Nadie puede cargar las cruces de otros, pero al menos todos podemos apoyarnos unos a otros en el proceso, enfermos o sanos.
Que Dios acompañe y ayude a todas las personas nombradas en esta historia, y a todos los pacientes y sobrevivientes de cáncer, dondequiera que estén. Amén.

2 comentarios:

Abby dijo...

EXTRAORDINARIO! Una reflexión profunda, un llamado a la conciencia personal, pero por encima de todo, un canto al ser humano y su lucha incansable, a su Esperanza contra toda esperanza, porque escucha la Voz de Dios en su íntimo ser. Emocionante, vibrante, motivador.

Tere y Jose dijo...

Muchas gracias Abby por tu comentario y por tu continuo apoyo a nuestros modestos escritos.