29 de agosto de 2012

Clip'n Climb: ¿Subiendo hacia donde?

Un fin de semana de este verano, nuestra hija Ana fue a la fiesta de cumpleaños de un amigo del aula. Era en la otra orilla del rio Ottawa, en la ciudad de Gatineau -que pertenece a otra provincia aunque esté a sólo 15 minutos manejando de Ottawa. El lugar se llama "Clip'n Climb" (la mejor traducción que se nos ocurre es "Ajústate los arreos y escala"). Es bajo techo, con un número de falsas paredes de roca, hechas de plástico y con diferentes asideros incrustados a las mismas. Las personas se ponen una especie de arreos, los cuales se atan con una presilla ("Clip") a una cuerda de seguridad, y con esa garantía comienzan a escalar ("Climb") las paredes. Es una manera divertida, agradable y segura de hacer ejercicios y probarse uno mismo en este tipo de actividades.
Mientras tratábamos de encontrar donde parquear el carro, nos llamó la atención la forma del edificio. Casualmente, cuando entrábamos a dejar a Ana, nos topamos con otra persona que preguntaba a un trabajador del lugar: "¿Por casualidad este edificio fue una Iglesia antes?", a lo cual el empleado le comento que sí. Ciertamente la estructura del lugar recordaba vagamanente la arquitectura de un templo, y las altas paredes habían sido bien aprovechadas para construir las "rocas" de plástico que serían escaladas.

Mientras regresábamos, pensaba en el número de templos que se han cerrado en los ultimos años en este país. Tan sólo en Ottawa nosotros hemos visto varias veces cómo se cierran permanentemente las parroquias. Los periodicos siempre reseñan esto, no sabemos si con cierto placer morboso... Lo cierto es que siempre aparece un vocero de la diócesis explicando las causas (escasez de feligreses, problemas económicos, construcciones viejas, etc, etc). En apenas seis años y medio aquí, y sólo alrededor de donde vivimos, hemos visto cerrar tres templos... y uno de ellos fue precisamente nuestra primera parroquia al llegar a Canadá: St Brigid. Todavía recordamos con dolor esos acontecimientos, quizás porque se vinculan a nuestra historia personal, aunque sólo por accidente... 

Nosotros llegamos a Canadá un sábado en la tarde, y al siguiente día, domingo, nuestra familia en Ottawa nos llevó a misa en la parroquia de St. Brigid. Sobra decir que nosotros estábamos en ese momento con mil emociones encontradas, y con total ignorancia de lo que significaba vivir en Canadá. La misa en Inglés tampoco ayudó mucho, pues en ese entonces nuestro conocimiento del idioma era apenas básico. 

Sin embargo, el canto de salida nos sorprendió gratamente: Se trataba de la canción "Resucitó" (pueden disfrutar dos versiones aquí y aquí). ¡Y la estaban cantando en Español! Esto en medio de una parroquia completamente en Inglés, y de una misa donde la única palabra que habíamos entendido era "Amén".

Esto fue para nosotros como un apoyo, una señal de Dios, una premonición de que nos iría bien en ese país al que apenas acabábamos de arribar. [La razón de por qué cantaron aquella canción en Español será motivo de otra historia a contar en este blog en el futuro].

Sin embargo, en aquel mismo momento, al finalizar la misa, anunciaron que la parroquia se iba a cerrar el próximo año. Fue como un cubo de agua fría en todos los feligreses, incluídos nosotros, que acabábamos de unirnos a esa comunidad.

Nuestra primera reacción fue de escepticismo, pensando que un año las cosas se solucionarían... además que para un recién emigrado hay otras preocupaciones mucho mayores a resolver. 

Sin embargo, en los meses siguientes, mientras nos íbamos integrando (¡y disfrutando!) a la vida parroquial, las cosas continuaron cuesta abajo... Hasta que, efectivamente, en Julio del 2007, 15 meses después de nuestro arribo a Ottawa, la parroquia de St. Brigid fue clausurada. La misa final de la comunidad fue uno de los acontecimientos más tristes en los que hemos participado en un templo. Se sintió como si se estuviera despidiendo el duelo de un ser querido que acaba de fallecer. 

Las razones que se dieron -y las intensas discusiones del representante diocesano con los miembros de la parroquia- giraron alrededor de problemas económicos... No sabemos los detalles de la situación, ni nos interesa juzgar culpables aquí. Sólo podemos decir que St. Brigid fue una de las comunidades más vibrantes, participativas y dinámicas que hemos conocido y visto en Ottawa. Un lugar donde era fácil sentirse en familia, donde era fácil sentir que era un hogar... Y todo eso desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Y todas esas almas se desperdigaron... algunos buscando otras parroquias para restablecerse allí, otros enfadados y dolidos con la Iglesia, otros incluso alejándose de ella... No queremos juzgar, pero Dios seguro pedirá cuentas a quienes decidieron desmantelar una comunidad de fe por razones mercantiles.

En estos años en Canadá nos hemos dado cuenta de que ésta es una sociedad extremadamente organizada, eficiente, modelo a envidiar por muchas naciones. Pero también una nación extremadamente secular, casi que agresivamente anti-eclesial... Y, nos dicen, que como parte de eso, es "normal" que la atención a la Iglesia disminuya, que las diócesis ya no pueden encargarse de tantas parroquias, que la economía no funciona de ese modo... Mil razones, no dudamos que lógicas, pero a veces dudamos de si es lo mejor para el Reino de Dios -que no se rige por las leyes humanas.

Mientras tanto, las antiguas iglesias se venden, y los compradores las utilizan como crean y quieran -lógico derecho de quien ha comprado una propiedad. Por ejemplo, nuestra antigua parroquia de St. Brigid es ahora un centro cultural irlandés que, según cuentan, se ha esforzado en respetar la arquitectura, y ha mantenido algunos elementos del antiguo templo... en realidad no podemos atestiguar de esto, pues no hemos tenido corazón de volver a entrar al edificio, ahora en sus nuevas funciones.

Volviendo al inicio de este escrito, el templo de Gatineau es ahora un lugar de ejercicio, donde las personas se atan a cuerdas para subir paredes. Y, nos llama la atención una pequeña ironía: ahora queremos subir ("Clip'n Climb") pero no subir hacia Dios, sino hacia nuestras satisfacciones personales e individuales. Parafraseando la famosa canción"La Montaña" de Roberto Carlos (que dice: "Voy a subir la montaña y estar aún más cerca de Dios y rezar") ahora parece que el hombre moderno lo que quiere es "Subir la montaña para estar más cerca de mis conquistas personales, y Dios no importa". 

Sí, "Clip'n Climb" hacia tí mismo, sin Dios, es algo que parece "en onda". Y mientras tanto, se siguen cerrando iglesias (sea por presiones de factores externos o, peor aún, por presiones dentro de la propia Iglesia). Pareciera que a muchos les da lo mismo...

Al final cada cual que decida por lo que quiera, y que cada cual "suba" hacia donde quiera. No tenemos muchas respuestas para esta situación, pero se nos antoja que precisamente la misma canción de Roberto Carlos ofrece una idea de qué podemos hacer. Al menos para los que quieran resistirse de este "subir" hacia otras cosas y dejar atrás a la Iglesia.

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