26 de enero de 2011

La Iglesia Católica en Cuba y WikiLeaks. Primera Parte

Seguramente han leído o escuchado acerca de los famosos documentos de WikiLeaks, que han recorrido el mundo y creado diversas controversias con informaciones “importantes” que se han “filtrado” a la prensa. Pocos días atrás se comentaba de unos cables enviados a Washington desde la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, Cuba. En dicho documento los diplomáticos estadounidenses consideran que la Iglesia Católica en Cuba: “ha capitulado” y “hasta las monjas de provincia” se han plegado al régimen de la Isla. Se añade también que “el miedo a despertar la ira del Gobierno reduce los programas de la Iglesia a labores muy limitadas, como el cuidado de enfermos mentales”. Analicemos estos planteamientos con objetividad.

El rol de la Iglesia Católica en Cuba está siempre sujeto a debate y crítica. El espectro de opiniones varía desde quienes la consideran como la única institución que mantiene una postura independiente y crítica, hasta los que cuestionan su posición como sumisa, cobarde y falta de compromiso. Lo mismo es la encargada de jugar un rol protagónico en la transición o es sólo una institución sin importancia en el contexto político de la isla… ¿Dónde se ubica realmente la Iglesia dentro de este abanico de posibilidades?

Cada vez que alguien se refiere a la labor de la Iglesia Católica desde una perspectiva política está confundiendo por completo el rol que la misma desempeña: su papel no es validar, desacreditar o dirigir instituciones políticas en las sociedades humanas. Cuando alguien se queja por lo activa/pasiva que es la Iglesia en el panorama político sencillamente está olvidando que su misión es anunciar el Evangelio (la Buena Noticia) de un Dios que ama a todos, que nos salva por medio de su hijo Jesucristo y que nos invita a amarnos unos a otros y participar de esa manera en Su Reino. Claro, que esto no satisface a muchos, y es claramente insuficiente para las personas que no comparten estas creencias. ¿Es posible entonces hablar de un rol de la Iglesia “menos” espiritual y más cercano a la realidad mundana? Por supuesto que sí, PERO no pueden olvidarse nunca los presupuestos teológicos de  su misión, gusten o no, se compartan o se discrepen.

Es entendible que a los diplomáticos “americanos”, desde la comodidad de sus aire acondicionados, carros, comida sana, electricidad sin apagones y “vida de embajada” en la capital de Cuba, se les dificulte percibir la real miseria y sufrimiento del pueblo cubano, tan distante de su nivel de vida. Es muy probable que tampoco hayan podido visitar, mucho menos compartir con personas viviendo en extremas e infrahumanas condiciones -a pesar de que esta triste realidad abunda cerca de ellos, en las cuarterías de La Habana… y más allá. O, si las han visitado, lo más seguro es que lo hayan hecho con diferentes motivaciones (¿Políticas? ¿Propagandísticas?). Desde esta realidad tan diferente es sencillamente imposible entender la labor que la Iglesia en Cuba ha realizado y sigue realizando.

Pero, aún si se insistiera en ver la Iglesia Católica sólo como “una organización”, un “movimiento”, una “oposición” más, el afirmar que la misma se ha limitado a labores como el cuidado de enfermos denota una ignorancia extraordinaria -¿o quizás mala intención…?

¿Saben ellos (y todos los que enseguida aprovechan cualquier noticia para lanzarse alegremente a criticar la Iglesia) el impacto que muchos católicos han jugado en la vida del pueblo cubano? ¿Conocen los cientos de actividades (sí: cientos) que la Iglesia ha desarrollado y sigue desarrollando? Estos esfuerzos lo mismo se dirigen a enfermos (de todo tipo ¡no sólo enfermos mentales!), presos, personas desamparadas ante el paso de huracanes o cualquier otra desgracia inesperada, alcohólicos, huérfanos, personas con limitaciones físicas o mentales, familias en crisis, jóvenes desanimados, campesinos necesitados de insumos, apoyo a grupos de estudio (computación, economía básica, cursos de formación humana, etc.), promoción de la frágil y limitada sociedad civil cubana… ¿de verdad que esto es una “labor limitada”?

Decimos más: la inmensa mayoría de estas actividades las realizan personas “de a pie”, que calladamente –sin tanta fanfarria propagandística, ni cobertura de prensa, ni apariciones en TV- ponen su tiempo y se esfuerzan por llegar a CUALQUIER sector necesitado de la población cubana. Y no sólo es asistencia social: también se brinda apoyo emocional y respeto. Los receptores SIENTEN no sólo que se les ayuda, sino también que se les quiere como personas.

Si alguien cree que esto es puro bla-bla-bla o propaganda para defender la Iglesia, los invitamos a que pregunten a cualquiera que haya experimentado esta ayuda en Cuba. Vayan, allí donde no van ni los diplomáticos ni los “expertos de sillón” (que frente a una computadora parecen conocer y tener respuesta a todo). Pregunten, hurguen en los sectores más desfavorecidos que han sufrido enormemente (especialmente desde el advenimiento del tristemente conocido “Período Especial”). Ellos, que han sido apoyados por la Iglesia muchas veces, podrán contestar si lo que escribimos aquí es mentira o verdad. Esta labor caritativa (Caridad=Amor) es la “cara oculta” de la Iglesia que a nadie le importa promover, porque no es “efectista” ni escandalosa. ¡Qué pena que WikiLeaks no “filtre” este tipo de informaciones!

Por supuesto: es mucho más fácil cebarse en los errores, los escándalos, los insultos… o simple y sencillamente las calumnias. Y repetir la común frase de que “la jerarquía eclesial ha claudicado” y por esto “la Iglesia Católica en Cuba ha perdido su credibilidad”. Se olvida que la Iglesia son TODOS sus miembros. Extrapolar basándose en los errores/capitulaciones de algún obispo, sacerdote, religiosa o laico es tan injusto como inexacto.

¿Que algunos han callado para obtener “prebendas”? Muy probable. ¿Qué la Iglesia en Cuba podría hacer más? Seguro. ¿Que hay católicos cubanos (a todos los niveles, desde los pastores hasta el parroquiano más humilde) que se han equivocado y todavía se equivocan? Cierto. ¿Y quién dijo que esto representa a toda la Iglesia? ¿Quién ha mirado a los miles de humildes protagonistas que  a diario trabajan en su pequeño rincón llevando a tantos necesitados la Buena Nueva de Jesús JUNTO con pan y cariño? ¿Quién les dijo que esto ha dejado de existir? ¡La Iglesia sigue allí, aunque muchos se empeñen en ignorar (peor aún: ocultar o manipular) estas acciones!

Aquellos que culpan a la Iglesia Católica en Cuba por “no enfrentarse al gobierno” olvidan que la misma pregunta puede hacerse en sentido inverso. Porque, ¿dónde estaban todos Uds.? ¿Qué hicieron Uds. por cambiar esta situación? ¿A cuántos necesitados llegaron, a cuántos desconsolados consolaron, cuántas vidas ayudaron Uds.? ¿Cuál es, en fin, el impacto que Uds. han logrado contra ese mismo régimen que de repente es responsabilidad de la Iglesia el que desaparezca?

Nosotros también estamos en desacuerdo con algunos comportamientos que la Iglesia Católica ha tenido, y otras cosas nos parece que podría haber hecho mejor. Pero eso no nos impide ver el papel que ha tenido en Cuba (y probablemente siga teniendo) en cualquier esfuerzo de reconciliación y reconstrucción del país. Su fuerza -autoridad moral- no deriva de sus riquezas materiales o de sus "logros". Deriva, sobre todo, de haber soportado persecuciones, tergiversaciones y manipulaciones de todas las partes. Y, a pesar de eso, seguir manteniendo una opción por el perdón, el diálogo, la no-violencia y las alternativas de paz. Puede que a alguno esto no le guste. O no le baste. O le parezca ridículo. O equivocado. Está bien, es su opinión. Pero, por favor, que no llamen a esto “capitular”. Si esto es capitular entonces nosotros no entendemos bien el lenguaje castellano.

Siempre es más fácil “ver las manchas en el sol”, o “el vaso de agua medio vacío”. Y siempre es fácil acusar a otros, y si es la Iglesia mejor –está no sólo de moda, sino que “se ve bien”. Pero, de todos modos, la Iglesia seguirá allí, realizando su labor calladamente, sin importar toda la verborrea secular y anti-eclesial que tanto abunda. Lo mejor es que, cuando el tiempo pase, y todas esas voces críticas se hayan apagado, y ya nadie las recuerde, de todos modos allí mismo seguirá la Iglesia, continuando con su labor (matices de más y de menos, errores mayores y menores). Porque la Iglesia es el cuerpo de Cristo y está sostenida por el Espíritu Santo. Y eso no lo pueden afectar ni religiosos equivocados ni comentaristas malintencionados.

En la segunda parte de este trabajo proporcionaremos más detalles sobre las actividades pastorales de la Iglesia en Cuba y su rol en el mejoramiento de la sociedad cubana.

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